La dirección educativa de lo que fue la Universidad Laboral de Córdoba en el tiempo del Gulmont (1960-70) estaba copada por la orden religiosa de los Predicadores (Dominicos) y paradógicamente, los organizadores políticos que habían diseñado el Centro, que lo habían construido y echado a andar, ejercían un papel educativo secundario. Ciertamente, los dominicos supieron captar mucho mejor que los representantes del régimen nuestra atención, nuestras aficiones y hasta nuestra devoción, aunque a muchos les marcara también la otra influencia.
A nivel de sub-agrupación, el GULMONT había sido concebido inicialmente por el dominico Santiago Pérez Gago, como una pequeña organización con poca dependencia del Centro educativo, con la posibilidad de ejercitar en ella una enseñanza sin reglas establecidas y basada en el autoaprendizaje mediante la convivencia en el ámbito natural. En una fase inmediatamente posterior, el también dominico Jesús García Álvarez, fue adoptando tácticas propias del Escultismo en esta agrupación que se mantenía ajena a cualquier organización Scout que pudiera funcionar en otras zonas del país.
La organización Scout, en el territorio del Estado, se había implantado en 1912, y en los años anteriores a la guerra civil había experimentado un gran auge. No se disolvió, como ocurrió con tantas otras cosas, al terminarse ésta, porque su dirección permanecía en manos de la iglesia católica que era una parte asociada a los vencedores, pero unas funciones similares con complemento paramilitar habían sido asumidas masivamente por el Frente de Juventudes, que más adelante tomaría la denominación de Organización Juvenil Española (OJE). Sus dirigentes, pese a llevarse bien con el clero, nunca vieron con buenos ojos la existencia de otra organización que les desabastecía de una parte de los jóvenes a quienes se veían con el derecho de instruir con sus criterios únicos. De aquí que, sin que se manifestara exteriormente, el movimiento Scout se convirtió en un competidor menor, pero incómodo para la OJE.
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